viernes, 14 de septiembre de 2007

LOREENA MCKENNITT

Si la vida fuese como una película, cada uno tendríamos nuestra banda sonora particular. Canciones para momentos concretos y músicos e intérpretes que siguen una continuidad a lo largo del tiempo o simplemente durante una época significativa.
Desde hace tiempo conozco la música de Loreena, y eso que llegó por casualidad. No se trata de una artista que haga grandes alardes en la mercadotecnia, pero su música es tan pura y perfecta que no necesita apenas herramientas distintas a su propio arte.

La encontré, como dije, por casualidad. Saliendo hace más de una década del garaje donde mi padre aún guarda su coche, encontré una caja de plástico negro llena de musicasettes. Allí había cintas de Joan Manuel Serrat, baladas de los años sesenta y setenta, estudios de Chopin, recopilaciones de clásicos de mediados del siglo pasado (Edith Piaf inclusive) y un casette que contenía una selección de temas de Loreena McKennitt. Siempre me he considerado un melómano y no dudé en escuchar todas las cintas que alguien con acertado gusto abandonó en plena vía pública.


La primera canción de aquella cinta de Loreena era una versión que hizo en su disco "The Visit" de un clásico inglés muy conocido llamado "Greensleeves". Esta melodía me era muy familiar desde hacía tiempo porque aparecía en un disco de vivnilo con forma de ruleta de casino ("Roulette" se llamaba el LP) en el que muchas canciones conocidas se interpretaban con un colorido y textura muy ambientales, aunque con escasa calidad musical.


Esta cinta de Loreena que tanto me maravilló desde el principio no tardó demasiado en autodestruirse a causa del desgaste. No era de cromo el casette y los cabezales de mi minicadena acabaron pronto con su vida útil. En aquél tiempo nadie tenía nada de ella, y menos aún entre las personas de mi edad. Pasaron unos años hasta que conseguí otro musicasette ("The Book of Secrets") y empezase poco a poco a ir recopilando su música desde los CD's que la Biblioteca Pública atesoraba de esta hada canadiense. Devoré "The Visit", "Parallel Dreams", "Elemental", "A Winter Garden", "The Mask and Mirror" y no sé si alguno más.


El tiempo que pasa me ha ido acercando más a ella. Hace poco menos de un año lanzó al mercado su último disco de estudio ("An Ancient Muse"), que para mí es el mejor de los tres últimos trabajos editados por su propio sello. Antes de la tirada de este disco, presentó a modo de preestreno algunos temas del mismo en una serie de conciertos que realizó en mi Alhambra. Dos en el Palacio de Carlos V y uno en el Auditorio del Generalife, al aire libre. Acudí con mi gran amiga y hermana de risas y abrazos Pili. La sensación que nos cubrió durante esa noche, hasta que terminó el concierto, fue impactante. Aparte del frescor de las noches otoñales de la Sabika, se erigió sobre todas las cosas una voz que llena el espacio como ninguna otra. Una mirada que hiela salía de sus ojos, lanzando su frío hacia todos los que allí estábamos, pues en más de una ocasión noté como me miró a los ojos (todos sentimos lo mismo). Gesticulaba sus sentimientos a la vez que tocaba el piano, el acordeón o su precioso arpa. Es tan carismática, que a veces, entre canción y canción, nos emocinaba a todos con su tono de voz calmado, como si estuviese contando un cuento para dormir.


Ahora ha editado en una lujosa edición el concierto desde el Palacio de Carlos V en su DVD + doble CD "Nights from the Alhambra" (enlace).

Obviamente, os lo recomiendo a todos.






2 comentarios:

Sologoya dijo...

Pues si, corroboro, que es una gran obra, que no podría haber llegado a ti por mejores manos que esas de alguien que siempre ha estado y estara a tu lado. (Espero que a partir de ahora del mio.)

Cienes y cienes de besos...

Unknown dijo...

gracias por la recomendación