domingo, 30 de septiembre de 2007

RETROSPECTIVA

No es malo mirar hacia atrás. Todo lo que hemos sido es lo que nos hacer ser lo que somos. Decisiones, aciertos, fracasos, risas, lágrimas, sueños y largas esperas. Aquello que queda atrás se debe quedar atrás en la realidad y delante en el pensamiento, pues repetir lo bueno y evitar lo malo es en parte fruto de la experiencia. Los que de vez en cuando no miran hacia atrás y olvidan, vuelven a caer. No hay que borrar sectores de la mente. Sólo colorearlos y subrayarlos, pues son las páginas de nuestra vida. El epílogo lo escribirán otros.

Y todo lo que ví en mi pasado me ha llevado al lugar exacto en el momento exacto, donde aparece la felicidad que ahora tiene varios nombres. Pero casi siempre pronuncio sólo uno de ellos.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

LA MAGIA DEL DIRECTO

Todos esperan a que se acabe la música enlatada, a que las luces se apaguen. En aquel instante, un humo empieza a emerger hacia arriba, inundando el aire ya invadido por un grave ruido aterrador. El sonido en bajas frecuencias sube por los pies y hace temblar todo lo que nos compone cuando entran los músicos en escena. Las luces cambian de color y pasan de tonos azules a rojos de modo gradual, mientras las siluetas de héroes musicales reciben todos los aplausos y gritos del público.

Y esto no acaba más que empezar...

[Gamma Ray. Cehegín (Murcia). Noche del 14 al 15 de Julio de 2007]

martes, 25 de septiembre de 2007

SINIESTRO AZUCARADO

Como casi todos los días, después de trabajar me paso un buen rato en el gimnasio. Además de depurar la mente, también puedes depurar el cuerpo sudando un rato en las maquinitas; y si no te conformas con eso, pasas un ratín en la sauna y el baño de vapor para rematar la faena. En fín, no era eso lo que quería contar aquí, pero sirve como introducción.

Generalmente Ro y yo vamos juntos al gimnasio, pero hoy ella tenía una cita con Alejandro Sanz en el Palacio de los Deportes y no ha podido acompañarme. Eso sí, el palacio era de "Deportes", así que su plan no se alejó demasiado del mío. Bueno, no nos desviemos.
Antes de comenzar cada entrenamiento, no podemos eludir una sesión de búsqueda de aparcamiento. La zona es demasiado céntrica y además vamos en hora punta, por lo que una plaza de estacionamiento es un ente casi aleatorio que el azar puede colocar insultantemente cerca o agobiantemente lejos del gimnasio. Hoy ha sido uno de los peores días para encontrar un lugar donde dejar el trasto.
Después de dar varias vueltas y peinar la zona como si estuviese buscando a algún fugitivo, veo un coche beige en el que se monta un hombre con unos veintipico años (en adelante, ÉL). El vehículo era un Opel Kadett de los años ochenta; era una tartana que adquirió por segunda mano o heredó de alguien. A esta complicada deducción llego al pensar que si el chaval tiene veintitantos y el coche aparenta ser del año... en fín, me vuelvo a desviar y no es a lo que voy.
En fin, un coche viejo que prometía irse de allí y dejar un estrecho hueco para meter mi carroza. El conductor inicia la maniobra de incorporación al tráfico desde un reducto acotado por un moderno Audi A3 por atrás y un Daewoo Lanos en la parte delantera. No había más de un par de centímetros de separación entre cada uno de los tres. O el conductor era un maestro del aparcamiento o alguno de los coches que flanqueaban al Kadett se pegó demasiado. En un mal movimiento, ÉL tuvo la mala o inevitable fortuna de rozar un poco al A3 que le olía el tubo de escape. Sonó. Ahora sí, la mala (e inevitable) fortuna hizo que apareciese la dueñal del A3 (ELLA en adelante). Reproduzco la conversación, que la tengo fresca y no la olvidaré jamás:
-¡Me has dado! -exclama ELLA haciendo un gesto con el cuello de personaje moderno mientras se asoma a la abierta ventana derecha del Kadett- Hombre tenías que ser. ¿Eres gilipollas o qué?
-Sí, hombre soy. Así me parieron -Respondió con gran sapiencia acerca de su configuración genética ÉL- Creo que te has pegado demasiado a mi culo (intuimos que no era tal genio del arte del estacionamiento).
-¿Cómo? ¿Que me he pegado a tu culo? Me has dado tú y has dejado una marca. ¡Mira!- dice la chica mientras se agacha y utiliza el dedo señalador- ¿Te has dado cuenta de lo que has hecho?
ÉL se apea del coche e inicia una cuidadosa inspección de los daños. Roza con sus dedos y observa agachado los gravísimos deperfectos de los que ella se quejaba.
-Claro, he marcado tu coche. O quizás el tuyo ha marcado al mío con su pasividad, no obstante ahora los dos tenemos una marca exclusiva y casi idéntica. La mía azul hielo y la tuya beige, pero con la misma forma. -el chaval emepezó a sonreir- A lo mejor estamos predestinados. No hay de qué quejarse, seguro que mayores problemas tienes en tu vida.
-A tí te da igual porque tienes una mierda de coche, pero éste apenas tiene un par de meses y hasta ahora no tenía mácula alguna.
-Entonces seguro que lo tienes a todo riesgo. Un pedazo de coche así no lo tienes mal asegurado.
-Sí, pero no voy a dar parte de una gilipollez así.
-¿Ahora es una gilipollez? Antes pensé que pensaste que era un siniestro total.
-Es que me he puesto nerviosa, comprende que...
-Ya, ya. Y por eso dijiste "hombre tenías que ser". Mira que lo dejaste pegado. Bueno, tengo prisa. Tengo que llegar al taller antes que cierre.
-¿Lo vas a llevar al taller por eso? Pero si es una tontería.
-No te aclaras, pero bueno. Trabajo en un taller y esta señal es insignificante.
-Pues... ¿no tienes algún producto para borrar la mía?
-Claro, venden unas ceras que redistribuyen la pintura.
-¿Pero tú tienes?
-Sí, claro.
-Y si me paso por el taller y me la echas. Al fin y al cabo, tú has causado esto.
-Ok, pero después me lo pagas con una cerveza.
-Hecho.
-Sígueme.

Y el A3 siguió al Kadett. Lo que pasara después entre ellos lo desconozco, pero me quedé completamente a cuadros. Aparqué en el hueco que dejaron los dos y me fui a hacer ejercicio.

domingo, 23 de septiembre de 2007

AQUÍ ESTÁS


No sabes a dónde vas, pero bien recuerdas dónde estabas.
Aún permanecías atada a las canciones de ayer,
pero ahora te has propuesto no perder más el tiempo.
¡Aquí vienes! ¡Aquí vienes de nuevo!

Aún buscas la respuesta,
creyendo que nunca encontrarás lo que estás buscando.
¡Oh, que el Señor te de fuerzas para seguir, porque
has caminado ya demasiado
por las solitarias calles de tus sueños!
Aquí vienes por tí misma,
andando por el único camino que has conocido.
Como una vagabunda,
creías que habías nacido para caminar sola.

Y eras un corazón que esperaba ser rescatado,
esperando el dulce abrigo del amor.
Creiste que así seguirías el resto de tus días...
porque entiendes lo que significa caminar
por las solitarias calles de tus sueños.


Basado en "Here I Go Again" de Whitesnake [1982 David Coverdale/ Bernie Marsden]

INSTANTES (I)



Cada imagen guarda un instante. La vida no deja de ser la suma de instantes, enlazados entre sí con el sentido que queramos dar a cada momento.

jueves, 20 de septiembre de 2007

GRANADA Y SU FRÍO

Septiembre ya agoniza. En unas horas finaliza oficialmente el verano y el calor. El cálido ambiente sureño no responde a calendarios y es posible que tengamos que soportar algunos sudores más.
Yo soy un hombre de abrigo y manta. Me gusta dormir tapado, salir a la calle abrigado, calentarme en el hogar y no bajo el cielo. Esta mañana, como cada año por estas fechas, he notado el frescor otoñal en el rostro. Es como si el tiempo quisiera engañarme y hacerme creer que el calor pronto se irá. Sé que no ocurrirá hasta que medie octubre, pues en Granada tenemos un microclima continental que nos juega muchas bromas.

Me gusta el frío más que el calor. Quizás se deba al hecho de tener el corazón caliente. Además, sigo insistiendo que mi ciudad es más acogedora, confotable y bonita en invierno... sobre todo cuando nieva. En los últimos años ha nevado en algunas ocasiones, y el gélido aire que atraviesa las calles y llega a cortar los labios es para mí una cálida señal de recogimiento. Quizás cuando más se disfruta de las calles y las zonas más románticas de aquellos barrios que han llegado a enamorar a tantas personas.

Hace un par de inviernos, tras una copiosa nevada, tuve una preciosa experiencia que nunca antes conocí. Es tan simple como el hecho de poder tomar té caliente, con leche y canela, en una pequeña cantina árabe con sus melodías y perfumes morunos a la vez que se observaba parte de la nieve aún en el exterior. Más que nada fue la sensación de estar fuera de mi ciudad, aunque no hubiera salido de ella.

Desde luego, Granada es una ciudad anacrónica donde las haya. Viajas en el tiempo al cruzar sus barrios y notas hasta como te baja la tensión cuando llegas a la ciudad moderna tras un paseo por la Sabika o el Albayzín. Como si hubieses descargado tu emoción y tu corazón no hubiera parado de latir a toda máquina durante esos momentos de inmersión en siglos pasados. Sientes estar especialmente vivo en esos momentos. Granada en invierno es más Granada.

Y Sierra Nevada, al fondo, la acompaña desde siempre.


miércoles, 19 de septiembre de 2007

PI

Tanto he hablado de la amistad, tanto habla en general la gente de los valores que encierra ésta cuando todo lo demás falla, tanto se ensalza el vínculo humano desinteresado... tantas cosas que fundamentamos las personas para justificar que no andamos solos en esta vida, hacen que tarde o temprano nos tengamos que decidir por quiénes serán estos compañeros. Yo desde hace tiempo lo tengo muy claro. Pase lo que pase en mi vida sé que estarás de algún modo a mi lado. No nos une la sangre, pero nunca nos importó; considerar a alguien como una hermana por méritos propios y no por partida de nacimiento con apellidos comunes es algo que tiene un valor incalculable. 
Nunca olvidaré como te conocí. Fue en 1995, hace doce años. En aquel lugar en el que tantas personas pasaron ante mis ojos y quedaron alejados para siempre de mi mente por el pasivo olvido. Sin que nada fuese forzado, con gran desinterés y mucho cariño, hubo una voluntad que desde entonces sigue uniendo nuestras almas. Algunas conexiones nos unen, por encima quizás de la bóveda celeste, y nos han hecho coincidir en momentos muy precisos. Apareces tú o aparezco yo cuando más nos necesitamos, realmente como sendos ángeles de la guarda. En cualquier momento más bajo de lo normal, cuando las lágrimas están a punto de caer, aparece una frase que no las deja salir. Tras un mal momento, siempre hemos sabido apoyarnos. Si alguno necesitamos ayuda, no ha hecho ni falta pedirla; posiblemente se haya adelantado el otro ofreciéndola.
Para mí significas mucho más que 3,14.

martes, 18 de septiembre de 2007

KILÓMETROS DE RELAX

Una vez arrancado el coche, noto la primera vibración del motor. Es diesel y se nota el ralentí con más fuerza que en uno de gasolina. Enciendo las luces y salgo del lugar en el que tenía estacionado el vehículo; la sensación del desplazamiento y las pequeñas aceleraciones me parece muy agradable cuando no tengo prisa. Aumenta la velocidad y las farolas bien iluminadas vienen hacia mí a la vez que escucho Miedo de M-Clan. A mi derecha, una exhausta Ro a causa del largo día y el ejercicio en el gimnasio me comenta que está feliz. Obtiene una respuesta simétrica mientras el camino a su casa va menguando.


Llegamos, detengo el coche y ella vuelve a casa tras recoger su bolsa de deporte. Ahora me toca volver a mí. El camino a mi casa es corto, pero no el camino más corto es el mejor y por eso me pierdo entre las luces de la carretera y la ciudad para relajarme aún más... Ahora comprendo las cualidades terapéuticas de la conducción. Simplemente volver cada día por un camino distinto a casa, sea por donde sea y cuanto más largo mejor. Rodeando la ciudad, atravesando algún pueblo, conduciendo por el casco antiguo; las ventanillas abiertas dejan respirar el aire fresco de la noche que llena el habitáculo de mi C4. La música toma parte del protagonismo. Trouble de Coldplay es un buen tema para conducir por la noche.


Llega la hora de volver a casa porque mañana hay que madrugar de nuevo. Mientras apuro los últimos metros en el garaje busco un hueco para que duerma mi montura, no tan cansada como yo.


Y así, llego a mi casa feliz. No es tan difícil disfrutar de lo que se tiene.






lunes, 17 de septiembre de 2007

SEPTIEMBRE

Siempre ha sido un mes que me ha traído buenas sensaciones. El final del calor, reencuentro con amigos, deportes y aficiones que a veces se aparcan en verano.
Este año todo ha sido bien distinto, y el fin del verano se lleva recuerdos a mi mente que enriquecen mucho más mi vida. Muchas cosas han pasado; algunas expresadas ya en este mismo blog, otras apenas legibles entre líneas y otras que ni siquiera he mentado. Fines de semana de playa, alguna que otra decepción, las noches con Fran y contigo, la Alpujarra y muchas más cosas.


Si tuviese que elegir un momento, elijo aquél que compartimos en la arena, a principios de agosto, bajo las luces del cielo que saltaban desde el Tajo. No había luna, pero tampoco la necesitamos para nada. Creo que ya pasó la época de mitificar lo ajeno; es mejor valorar lo propio.


Por eso elijo esta imagen. Lo que tanto querías ver y al final tanto nos unió.



Te dedico el verano de 2007.

TORMENTA


A veces aparecen tormentas que de forma ajena nublan el cielo y pueden llegar a causar tristeza y depresión. La tormenta meteorológica, mientras no nos caiga en alta mar o no sea excesivamente tenaz, me gusta. Deja olores que traen recuerdos y refresca la tierra, que no deja de ser la base de nuestras raíces. También llama al recogimiento, a pasar tardes entre el calor de los muros de una casa junto a un fuego reconfortante.

En cambio la tormenta psicológica, la que siendo ajena como la otra, intenta derribar entes más sensitivos que materiales, sí que la considero despreciable.

Esta tormenta, en vez de agua y rayos, está compuesta por suposiciones infundadas, desconfianza absurda del presente y respecto a un pasado casi inventado, tergiversión de hechos, creencias erróneas acerca de otras personas, estúpidas ironías pseudoingeniosas carentes de sentido con alta apariencia intelectual y escaso fondo real, negación de bondades del pasado e invención de problemas y sospechas inexistentes. Por supuesto, en muchos otros casos, vertido al olvido y desprecios recurrentes, aplaudidos por esbirros y secuaces eventuales, tristemente crédulos y aduladores.

Hay más de una persona que conozco que funciona así contra el miedo; o mejor, contra nada. No sólo no entienden que todos podemos y debemos rehacer nuestras vidas, sino que encima aconsejan de modo contrario a sus aliados. Aunque lo afirmen con una sonrisa a veces dudosamente verdadera, no creen en la impermanencia de muchas realidades, que es cierto que en pocas ocasiones pueden ser realmente permanentes y eternas. Hay demasiadas personas que, cuya incoherencia no les permite verme feliz aunque luego aconsejen y hablen siempre de la felicidad, de la vida y sobre todo, de mirar el lado bueno de las cosas. Creo que puede ser ya demasiado tópico, pero para ver el lado bueno primero hay que creer en ello. Siempre aconsejan a los demás la opción A y luego ellos realizan la B que es más fácil y requiere menos esfuerzo y sinceridad propia.

Yo veo el lado bueno de las cosas, lo saben quienes me conocen. No aconsejo optimismo desde el pesimismo. Y, por desgracia, eso es lo que más les duele.

A falta de sinceridad, qué menos que un poco de coherencia. Sean felices por méritos propios, no por sorteo ajeno.

Y mientras tanto, en esta tormenta, tengo cobijo y un fuego que me reconforta. Es lo bueno que tiene el mal tiempo...

viernes, 14 de septiembre de 2007

LOREENA MCKENNITT

Si la vida fuese como una película, cada uno tendríamos nuestra banda sonora particular. Canciones para momentos concretos y músicos e intérpretes que siguen una continuidad a lo largo del tiempo o simplemente durante una época significativa.
Desde hace tiempo conozco la música de Loreena, y eso que llegó por casualidad. No se trata de una artista que haga grandes alardes en la mercadotecnia, pero su música es tan pura y perfecta que no necesita apenas herramientas distintas a su propio arte.

La encontré, como dije, por casualidad. Saliendo hace más de una década del garaje donde mi padre aún guarda su coche, encontré una caja de plástico negro llena de musicasettes. Allí había cintas de Joan Manuel Serrat, baladas de los años sesenta y setenta, estudios de Chopin, recopilaciones de clásicos de mediados del siglo pasado (Edith Piaf inclusive) y un casette que contenía una selección de temas de Loreena McKennitt. Siempre me he considerado un melómano y no dudé en escuchar todas las cintas que alguien con acertado gusto abandonó en plena vía pública.


La primera canción de aquella cinta de Loreena era una versión que hizo en su disco "The Visit" de un clásico inglés muy conocido llamado "Greensleeves". Esta melodía me era muy familiar desde hacía tiempo porque aparecía en un disco de vivnilo con forma de ruleta de casino ("Roulette" se llamaba el LP) en el que muchas canciones conocidas se interpretaban con un colorido y textura muy ambientales, aunque con escasa calidad musical.


Esta cinta de Loreena que tanto me maravilló desde el principio no tardó demasiado en autodestruirse a causa del desgaste. No era de cromo el casette y los cabezales de mi minicadena acabaron pronto con su vida útil. En aquél tiempo nadie tenía nada de ella, y menos aún entre las personas de mi edad. Pasaron unos años hasta que conseguí otro musicasette ("The Book of Secrets") y empezase poco a poco a ir recopilando su música desde los CD's que la Biblioteca Pública atesoraba de esta hada canadiense. Devoré "The Visit", "Parallel Dreams", "Elemental", "A Winter Garden", "The Mask and Mirror" y no sé si alguno más.


El tiempo que pasa me ha ido acercando más a ella. Hace poco menos de un año lanzó al mercado su último disco de estudio ("An Ancient Muse"), que para mí es el mejor de los tres últimos trabajos editados por su propio sello. Antes de la tirada de este disco, presentó a modo de preestreno algunos temas del mismo en una serie de conciertos que realizó en mi Alhambra. Dos en el Palacio de Carlos V y uno en el Auditorio del Generalife, al aire libre. Acudí con mi gran amiga y hermana de risas y abrazos Pili. La sensación que nos cubrió durante esa noche, hasta que terminó el concierto, fue impactante. Aparte del frescor de las noches otoñales de la Sabika, se erigió sobre todas las cosas una voz que llena el espacio como ninguna otra. Una mirada que hiela salía de sus ojos, lanzando su frío hacia todos los que allí estábamos, pues en más de una ocasión noté como me miró a los ojos (todos sentimos lo mismo). Gesticulaba sus sentimientos a la vez que tocaba el piano, el acordeón o su precioso arpa. Es tan carismática, que a veces, entre canción y canción, nos emocinaba a todos con su tono de voz calmado, como si estuviese contando un cuento para dormir.


Ahora ha editado en una lujosa edición el concierto desde el Palacio de Carlos V en su DVD + doble CD "Nights from the Alhambra" (enlace).

Obviamente, os lo recomiendo a todos.






miércoles, 12 de septiembre de 2007

EX-VERANO EN LA PLAYA


El cielo transmite colores plata al mar, mientras el frescor en la cara te hace olvidar que aún es verano según los almanaques. Las conversaciones de los veraneantes han sido sustituídas por los graznidos de las gaviotas.

A partir de ahora es cuando más me gusta la playa. Una toalla, un cigarrito y buena compañía es suficiente. Y por supuesto, nada de turismo.

martes, 11 de septiembre de 2007

ANDAMIOS, PORROS Y ACCIDENTES LABORALES

Hoy estoy furioso. Cabreado y con mala leche. Llevo poco tiempo trabajando para que se cumplan las medidas de seguridad en las obras, pero lo suficiente para saber a qué demonios sabe el pastel.

El motivo de mi cólera se debe a los propios obreros, no a las constructoras ni empresarios de la construcción. Hay leyes, normas, cargos y mecanismos oficiales suficientes para arrancar de un cuajo los tejumentos procreativos de cualquiera que pertenezca a la élite. Sin duda, el problema es que los propios obreros no cumplen las medidas que tienen a mano en muchos casos (no en todos, por suerte hay personas que aún valoran su propia vida).
Hoy hemos pillado a tres niñatos que trabajan en un andamio fumándose sendos porros en su rato de descanso. Obviamente no se los fumaron en el andamio, pero iban a volver al tajo en cuanto se lo terminaran.
También hemos visto a un operario subido en una tabla al lado de un hueco con una caída de más de treinta metros sin ningún tipo de sujeción ni barandilla. Porque no le salía de las gónadas.
Un chavea agarraba una artesa llena de cemento transportada por una grúa subido a una plataforma, de espaldas al vacío y sin protegerse. ¡Ah! El arnés estaba colgado de un puntal en lugar de sujeto a su culo.
Podría seguir hablando mucho más, pero es que no podría dormir del calor que produciría la ebullición de la sangre en mis venas.
Luego harán huelgas, paros frente a los órganos públicos, acusarán a los empresarios y llegarán banderitas y siglas.
En fin, cada uno sabe lo que hace con su vida. Por lo menos yo cuido de la propia.

lunes, 10 de septiembre de 2007

VIVIR

No sabría entender una vida sin tener lo que, al menos, se necesita para ser feliz. A veces me asusto de asustarme, pues no es lo que nos corresponde si vamos a pasar por una vida en la que no hemos elegido nacer ni tenemos por qué elegir morir. Ya estamos predestinados; nada más nacer empiezas a morir.

Quisiera pedirte a tí que hagas que tu vida sea agradable hasta el punto que tú puedas dominar. Ya sabes que te debo muchas cosas, pues aportas a mi alma la frescura que necesito. Una vez dijiste que si las lágrimas eran de tristeza, yo las secaría con mis manos. Siendo tú misma feliz, harás feliz a quien tengas a tu lado. Los momentos más oscuros de cada vida deben complementarse con la claridad de los momentos bellos recordados y con la luz de quien, en verdad, te esté iluminando.

Quisiera pedirnos a nosotros, hacer que nuestras vidas sean agradables hasta el final. Nos debemos una vida, pues nos aportamos lo que necesitamos en cada momento. Nos secaremos las lágrimas de tristeza y dejaremos fluir las de risa. Hacemos felices a los que nos rodean, pues ellos nos ven a nosotros felices. Los momentos oscuros no son ni serán tales; como mucho serán grises, pues siempre habrá algún tono claro que no permita a la necritud dominar nuestro corazón.

A mi Ro.

lunes, 3 de septiembre de 2007

GRACIAS (I)

Poco a poco he ido entendiendo todo lo que decías. Aparte de la comprensión que compartimos desde hace tiempo, mucho antes de compartir más cosas, me hablabas de unas personas a las que consideras parte de tu propia vida. No complementarias a ella, ni siquiera seres queridos simplemente por pertenencia genealógica, sino que pertenecen a tí como si fueran parte indivisible de tu corazón. Si tu alma fuese un cuerpo, ellos serían muchas veces tus ojos, tus piernas, tus oídos o tus labios. Sé que muchas cosas has visto a través de ellos; que ellos mismos también te han ayudado a seguir caminando cuando alguna vez has pensado que no podías más; has entendido tantas cosas por sus palabras como también ellos han escuchado las tuyas para sonreir.

Si fuese tu alma un cuerpo, serías físicamente invencible.

Poco a poco he ido conociéndote, ya sabes. Desde hace algo menos de un año, siempre te ví como una amiga, como una buena amiga. Nada más ver tu fondo desde no hace más de un mes, empecé a navegar por tu alma y fui a conocerla un poco más. Y allí estaban todos.
Después ví sus caras, allí. Entre dos pueblos con olor a mar y junto a las montañas de roca. Creo que donde se una la tierra y el mar es más fácil soñar.

Gracias a todos, gracias a tí.