Las decepciones son algo tan normal en la vida que hay que verlas como parte de ella. En muchas ocasiones fijamos demasiadas expectativas en algo o alguien que al final, por la suerte que sea, no es tal y como pensábamos en un principio. Pero no hay que tomárselas como algo negativo, sino más bien como un fallo de predicción o algo así.
No somos máquinas perfectas e inequívocas, solemos tener un alto porcentaje de error en aquellas cosas que no se averiguan por pericias más empíricas. Lo más habitual del sentido de la decepción viene por los planteamientos de la vida y las circunstancias que a ella son afines en cada momento.
En el caso de las personas, es normal que siempre veamos o querramos mostrar la parte más afín a la otra persona. Esto es, nos conquista aquello que buscamos y encontramos. Luego ya, cada uno por su cuenta, es capaz de valorar si todo lo que nos hace sentir tan bien es lo que creíamos o sólo una maniobra de acercamiento; pero como ya se ha dicho, no es tan fácil de adivinar.
El fondo de cada persona, no ya en el mundo de los sentimientos, sino en el planteamiento que se pueda tener a la hora de mantener relaciones sociales más o menos íntimas, es más importante de lo que parece. Yo nunca he sido alguien que tenga un arraigo en un grupo de personas, y me he dado cuenta, con el tiempo, que es algo que puede llegar a ser un conflicto para muchos que basan la amistad en la conciencia de grupo. Soy bastante más intimista, me gustan más los bis a bis que las orgías en términos sociales.
Si hay algo que ya descubrí, no es más que el el ser humano es un animal eminentemente social y que su comportamiento difiere demasiado si se encuentra cómodo, incómodo, absorto o ausente según esté acompañado de más o menos personas y, obviamente, de cuáles se tratan.
La decepción que consta en este post como hilo, se refiere a esos cambios. ¿Por qué algunas personas son tan increíbles cuando a solas con ellas te fascinan y tan extrañas cuando en grupo se despersonalizan? Un amargo enigma que me aleja de las concepciones de ciertos grupos de amigos.
Como conclusión, sin más, llego a pensar que a las personas hay que amarlas por separado y comprenderlas en grupo. Prefiero cimentar una amistad con una sóla persona que compartir el afecto efímero de estos grupos.