miércoles, 22 de agosto de 2007

CURVAS, MONTAÑAS Y HÉROES

Acelera; reduce; mete segunda para que no se te venga abajo; sal con el freno de mano que se cala y las cuestas en los Bérchules son muy empinadas; pégate a la derecha que vienen volando de frente; para en ese claro para tomar una buena panorámica; ¡déjame, que yo no tengo la culpa de verte caer, que yo no tengo la culpa de verte entre dos tierras! (Bunbury dixit); abre la ventanilla, pero avisa cuando la vayas a cerrar que te me llevas el brazo; a ver ahora donde dejamos el coche, que parece que esto se ha ambientado; a ver detrás de la Iglesia, en la cuesta que da a la calle principal.
¡Hijo de la Luna!; ¿Quién detiene palomas al vuelo, volando a ras del suelo? (Torroja dixit); ahora vamos para allá, que parece que hace un buen día; ¿comemos en Yegen? mejor no, comamos en Válor que parece que hay más variedad; empieza a llover; ¡Chove en Santiago! (Serrano dixit); vamos a casa a dormir y a cantar.
Agua y sed, serio problema (Donés dixit); Soldadito Marinero, conociste a una sirena (Fito diixt); bebamos allí en Pórtugos, dicen que el agua sabe a sangre; bonitos collares y pulseras, te hacen buen juego; sigamos por ahí... es genial conducir por estos parajes tan verdes y frescos; y mañana te vas a la playa sin salir de la provincia, desde luego que tenemos una provincia maravillosa.
Y así fue ese fin de semana de los largos, de los que empiezan en jueves. Algo más explícito en cuestión de lugares visitados. Todo entre curvas, casi sin líneas rectas. ¡Qué divertida la vida sin rectitud! Un placer conducir por allí sin atascos, sin dejar el pie fijo en largas autovías, sin semáforos, sin velocidades, con las ventanillas abiertas y oliendo el monte.

Visitamos la Alpujarra a nuestra manera. Todo bien descrito por Ro en su post.



martes, 21 de agosto de 2007

LAS PUERTAS DE GRANADA

Aunque tan sólo queden unas pocas en pie, Granada fue tal fortaleza urbana que jalonábanla casi tres decenas de puertas. Sería excesivamente extenso describir en este momento cómo era entonces la ciudad y cómo estaban en ella implantadas. Sólo recordaré aquellos momentos en los que mi vida estaba dedicada a todas ellas y a los lienzos de muralla que las unía entre sí, formando distintos recintos que fueron creciendo con la caída de las arenas del tiempo.
Dediqué un año a la investigación del patrimonio militar medieval urbano de Granada, tanto al existente como al ya desaparecido. Ahí quedan horas de estudio, devorando libros viejos y jóvenes y conversando con arabistas, arqueólogos e historiadores. Días, de sol a sol, buscando todo aquello que pudiese aún existir, aunque sólo fuese a los ojos de algunos. En algunas calles transitadas a diario por miles de personas quedan visibles pedazos de historia ocultos por su propia ausencia escrita y hablada. Así los disfrutamos quienes los conocemos y así lo disfrutarán quienes se interesen por ellos.
Soy consciente que la arqueología urbana medieval, al no ser artísticamente atractiva, no es un plato apetitoso para el profano, y por ello entiendo las dificultades a la hora de publicar algo así.

Por ahora, ahí tengo a mi primer hijo, de 330 páginas de torres, murallas, puertas y nostalgia.
Me queda la alegría casi infinita de mostrar aquello con lo que tanto soñé a las personas que así lo desean.

Las Puertas de Granada, tantas en un libro y una sóla en mi corazón.

martes, 7 de agosto de 2007

LA CHISPA ADECUADA

Aquella noche me di cuenta de tantas cosas que es mejor que no las explique todas aquí. No es ningún problema, pero la intimidad no puede abrirse en una ventana de PC. Sólo parte de ella.

Hay muchas barreras que nos imponemos, que queremos ver cuando realmente no existen; y llega un momento en el que descubres que nunca han estado y que todo es mucho más fácil. Todo es muy fácil.
El tiempo va acumulando cosas, ya lo sabes. Todo eso que apenas observas pero que tampoco dejas aparte empieza a encajar poco a poco y algún puzzle emocional registra cada vez menos huecos. ¿Quién puso la última ficha? Pues no lo sabemos bien, pero sí cómo se puso.
Aquella noche los fuegos artificiales precedieron a la tormenta. Encontramos lo que no buscábamos, pero sí en lo que aún creíamos.

"Todo arde si le aplicas la chispa adecuada"

jueves, 2 de agosto de 2007

ENTREVISTAS

Ahora que debe empezar un nuevo ciclo laboral en mi vida llega la época de las entrevistas. A veces mejores y a veces peores, te hacen despertar sensaciones distintas según lo que te digan y cómo te lo digan.
Algunos te exigen desde antes de la entrevista, como ocurrió con un profesional de Málaga. Me exigía, resignado y cabreado, que sirviese para el puesto y que no le valían los currículos magnánimos (ni siquiera había visto el mío porque no se lo había mandado). Su tono amenazante atajó todas las dudas y no volví a saber nada de él.
Otros en cambio se empeñan en conocerte, cosa que es de agradecer. En mi caso siempre que se lo han propuesto lo han conseguido, y con mucha amabilidad por ambas partes. Les gustaba conocer mis aficiones, cómo era con mis amigos y cómo me comportaría ante situaciones de estrés emocional o laboral. Quizás esto último no coincida con lo que pienses, ya que es más fácil en estos casos pensar que actuar. A algunas personas llegan a incomodar incluso con preguntas acerca de la intimidad... pero nunca he llegado a ser blanco de tal acoso.
Los casos más generales que se presentan han sido las entrevistas frías en las que se ciñen a hablar del puesto de trabajo y te hacen alguna que otra pregunta exclusivamente sobre tu experiencia profesional. Mientras les hablas van apuntando cosas en el currículum y acaban dándote la mano mientras de avisan que te llamarán para lo que sea.
Las entrevistas que nunca he hecho (quizás mi profesión no requiere tanta parafernalia) son las que contemplan series de análisis personales, dinámicas de grupo y pruebas de idiomas.
Y claro, están las entrevistas telefónicas desesperadas, en las que te aseguran que te van a contratar sólo por hablar unos pocos minutos. Con una de ellas empecé mi vida laboral; "mañana empiezas", me dijeron.
Ahora sigo inmerso en procesos de selección, envío de currículos, entrevistas y vacaciones forzadas. Los motivos por los que no sigo en la enterior empresa me los reservo, pero al final la pela es la pela y más vale pagar 3 que 10 por lo mismo.